Mis queridos hermanos:
Comienza uno de los años más intensos y singulares en la vida de nuestra querida Hermandad, preparatorio de un acontecimiento grande,deseado por todos nosotros y concedido por la Iglesia que sirve al Señor en Sevilla, la Coronación Canónica de María Santísima de la Paz.
Tendremos ocasión de meditar mucho sobre el significado de este sueño que se va a hacer realidad, y de disfrutar unidos en muchas ocasiones de este gesto de devoción y amor filial a la Virgen, Nuestra Madre. Pero al inicio de esta larga serie de momentos que anteceden al gran día de la Coronación, es obligado detenernos para discernir bien qué corona vamos a colocar sobre la Bendita Imagen de nuestra devoción.
En síntesis, os invito a preguntaros y me pregunto: ¿Qué corona merece María Santísima de la Paz? Ella lo merece todo, pero conociéndola como la conocemos todos nosotros, me atrevo a expresar lo que intuyo, muy cerca de Ella al inicio y al final de cada jornada, que es la Corona que Ella quiere merecer de sus hijos.
La Corona que la Virgen de la Paz merece es la que se va fraguando, de manera cotidiana, en la oración sencilla y frecuente ante su Bendita Imagen, en nuestra Capilla sacramental, donde llevamos a su presencia nuestras alegrías y tristezas, nuestros éxitos y fracasos, nuestras cosas de cada día.
La Corona que la Virgen de la Paz merece es la de nuestra fidelidad a la vocación que hemos recibido de su Hijo, el Señor de la Victoria, a la que queremos entregarnos de corazón y sin límites, dedicando la vida entera a su servicio.
La Corona que la Virgen de la Paz merece es la de la vida fraterna, en una Hermandad en la que debemos considerar al hermano siempre como don de Dios, por encima de criterios y opciones personales, por legítimos que sean, en la vivencia de una comunión real y en continuo crecimiento.
La Corona que la Virgen de la Paz merece es la de la acogida responsable e ilusionante de la Misión Cofrade que tan buenos frutos está ya dejando, donde el compromiso por la formación cristiana nos consolida como creyentes y sirve a la vez de estímulo y testimonio para cuantos nos rodean.
La Corona que la Virgen de la Paz merece es la de la celebración fructuosa de los sacramentos que vamos a celebrar en este Año de la Misericordia, y que requerirá una preparación consciente y seria, en la espera de conseguirlo todo de la gracia.
La Corona que la Virgen de la Paz merece nada tiene que ver con el brillo de las cosas materiales, y se traduce en obras de caridad y misericordia con los más necesitados, las que servirán para aliviar el dolor de tantas familias a través de los Centros de Orientación Familiar, y para paliar las consecuencias de la falta de empleo gracias al esfuerzo que realiza nuestro Proyecto Victoria.
La Corona que la Virgen de la Paz merece comenzó a ser labrada por muchos que forman ya parte de nuestra Hermandad en el cielo y ha de ser ahora enriquecida por el testimonio de santidad de quienes tendremos el gozo de verla coronada.
Pido al Señor y a su Bendita Madre que cada hermano de la Paz ponga todo su esfuerzo, toda su ilusión y todo su cariño en coronar a la Virgen con la corona que Ella merece, y que luce ya en el corazón de cada uno de nosotros. Con todo mi afecto hacia cada uno de vosotros, mis hermanos, y mi recuerdo permanente cada mañana a los pies de María Santísima de la Paz, recibid un fuerte abrazo en el Señor de la Victoria.
Isacio Siguero Muñoz, Pbro.
Párroco de San Sebastián y Director Espiritual