Presentamos a nuestro Vicario Parroquial

20191124 VicarioParroquialICon el objeto de conocer mejor a D. josé María Goyarrola Queralt, nuestro nuevo Vicario Parroquial y ya hermano de nuestra Hermandad, nuestro hermano Francisco Tamayo ha mantenido una entrevista con él y nos presenta sus primeras impresiones desde su llegada a la parroquia de San Sebastián y a la Hermandad de la Paz.


Salamanca, Roma, Chile y Madrid serían la antesala de la llegada del Padre José María a nuestra querida Hermandad de la Paz. Comenzaría escribiendo sus las primeras páginas de su infancia, asentada en la capital de España, en el barrio de San Lorenzo, ese rincón de la ciudad en el que, junto a sus abuelos, daría los primeros pasos dentro de la vida cofrade de nuestra ciudad. Allí, en la hermandad del Dulce Nombre, junto a sus hermanos, saldría por primera vez de nazareno, “aunque mi familia siempre fue del Gran Poder”, aseguraba el padre José María en una entrevista en la que nos abría su lado más cercano. “Desde chico participaba en las hermandades, donde sigo manteniendo amistades. Era mi entorno”.

Tras finalizar los estudios escolares y empezar económicas, sería en un retiro donde nuestro querido vicario recibe la llamada del sacerdocio, momento en el que “siento la vocación y me decido a entrar en el seminario de los Legionarios de Cristo. El Señor te llama para que le des tu vida, para entregar tu vida a la Iglesia”.

Don José María, perteneciente también desde la infancia a la Hermandad de la Quinta Angustia y, más adelante, a las Hermandades del Gran Poder y del Cachorro, tendría en la Hermandad de los Estudiantes de Madrid la unión que profesaba con las hermandades sevillanas lejos de Sevilla. Algo que nunca olvidará será su primer recuerdo junto a la Virgen de la Paz, “un Domingo de Ramos viendo a la Virgen de vuelta por el Parque de María Luisa. Mi madre, embarazada, le prometió que, si el nacimiento iba bien, en el caso de ser niña le pondría de nombre Paz. Finalmente fue un niño”. La oración de su madre lo uniría por primera vez a nuestra Hermandad, de la que es hermano desde el pasado triduo a la Santísima Virgen.

Una Hermandad de la Paz en la que “me propongo ayudar. Ayudar en lo que sé y pueda servir. Pero también me propongo aprender. En cada parroquia se aprende. Aprender, aportar y servir”. Don José María hace hincapié en los jóvenes de la parroquia, “intentar tener un grupo visible”. Tampoco se olvida del papel de la Juventud en nuestra corporación, quienes, “como dice el Papa, son el futuro. Todas las experiencias que uno tiene de joven te marcan para siempre. Se crean vínculos muy fuertes. Ayuda a vivir la vida cristiana de la hermandad”. Algo que él mismo califica como “trampolín para disfrutar de la vida cristiana”.

El reto a superar en esta nueva etapa en el barrio del Porvenir es el del culto en la parroquia, ya que “los hermanos tienen que vivir los cultos como un encuentro con el Señor. Si tuviera que destacar algo sería el ámbito espiritual”. Por otro lado “a parte de los cultos, echo de menos durante el año un momento de oración. La oración no se debe hacer solo en un triduo o un quinario, debe ser algo diario. La gente al final lo agradece”.

El mensaje que Don José María nos manda es el de “perpetuar aquello que recibimos de nuestros mayores. Tenemos que hacer llegar eso a todos los hermanos, que no se despersonalice nuestra Hermandad. Es el gran reto de las Hermandades hoy en día. Que los hermanos lo vivan de cerca, hacer de la Hermandad algo mucho más vivido. La voz de las hermandades es una voz que convoca”.

N.H. Francisco Tamayo